Antes del Último Sueño (1924) Fragmentos de Vargas Vila


Pálida viola, flor de silencio…
Flor de Tristeza;
Flor de Misterio…
En tus hojas taciturnas tú traes el alma de mi Secreto…
Te vi temblar entre tus manos pálidas y, sus dedos febricitantes torturaban tu corazón…
Furiosas parecían sus manos cuando puso en
Las mías tu belleza, pronta a morir…

Y, te acercó a sus labios, como para poner el alma en tu corola;
¿Qué haré contigo, flor de Misterio?
¿Ponerte acaso sobre mi pecho?
Ya no soy joven, mi frac es negro, mi frac es serio, y, serías inelegante sobre mi frac…
Una flor sobre un corazón ya muerto, es un sarcasmo innecesario;
¿Qué haré contigo, viola adorable?
¿Sobre tus hojas poner un beso?
Allí estuvieron sus labios rojos, sus labios jóvenes, sus labios frescos…
Aquellos labios, que en vano quieren que yo les crea sus juramentos…
¡Oh, si supieran de dónde vienes! ¡ qué apasionadas manos tan bellas te han ofrecido!…
¡Oh, Amor extraño! ¡Oh, Amor perverso! El más perverso de los Amores…
¿Por qué lo inspiro y no lo siento?
¡Oh, qué Destino! ¡Oh, qué Misterio!
¿ De dónde vienes, Amor funesto y, solitario como un secreto?
¿Por qué de blanco te has hecho negro, como Luzbel?…
Eres tan bello…
Te entenebrecen las alas densas de los deseos…
¿Por qué te miro y, no te siento?
Llegaste tarde; ya esta muerto el corazón…
¿Oh, triste viola, flor de silencio, símbolo vivo de aquel Misterio!…
Ven a mis labios, te doy un beso;
Eso es como un sport de mis Recuerdos que cantan en tus hojas un viejo ritornelo…
Cuando yo besaba con amor…¿ Qué canción es esa de la cual no recuerdo ya los versos?
Flor ultrajada; para salvarte, te arrojo al fuego;
Y, te veo arder, y consumirte muy tristemente, como un Recuerdo…
Y veo dos manos blancas sobre la hoguera:
Quieren salvarte las manos bellas…
¡Oh, manos como alas! ¡Qué blancas sobre el fuego!
¿Por qué las veo que se proyectan sobre la hoguera?
Y, veo el anillo, aquel anillo que yo puse sobre su dedo;
Y, aquellas llamas se hacen dos labios; y, aquellos labios, se hacen un beso… que a mí se ofrece…
¡Oh, amor extraño!
¡Oh, amor perverso!
¿Por qué te inspiro y, no te siento?
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Ya la luz entra por la ventana; sobre las brasas se apaga el fuego;
La flor es ya cenizas…
Y, yo me duermo…
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Pasan las horas;
Medio despierto, siento que alguien a mí se acerca, que alguien me nombra en el Silencio, que alguien me toca…
Son las dos manos que he visto en sueños, como dos lirios cerca del fuego…las mismas manos que me ofrecieron aquella viola, después del baile, ha poco tiempo…
¿Por qué me buscan?
¿A qué vinieron?
Yo las acojo; yo las estrecho; las acaricio…
Las cubro luego de ardientes besos…
¡Oh, Amor extraño!
¡Oh, Amor perverso!
¡Cómo eres raro!
¡Cómo eres bello!
Negro y profundo, como el Averno;
Enorme y triste como el Misterio;
Eres divino;
Y, eres eterno.

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He ahí que el viento del Otoño ha hecho caer una hoja amarilla y marchita, sobre tu cabeza blonda, se diría un pájaro de oro, prendido a un rayo de Sol;
Tus dedos estremecidos, han tomado la hoja cadavérica, que se hizo polvo, como las alas de un insecto;
Has temblado;
¿Qué te dijo tu corazón?
¡Ay! Tal vez, te dijo, obscuramente, que esto, que tú crees, que es un amor, no es sino una caricia de Primavera, hacia un árbol ya destruido por los vientos del Otoño, un árbol, cuya última hoja, ha caído sobre tu corazón, y, se ha hecho polvo;
Tú eres un rayo de azul, sobre el oro de ese otoño tierno;
El viento de la Vida, te llevará muy pronto, lejos… hacia las primaveras próximas, en las cuales, ebria de Vida, tu alma se abrirá como una flor;
¿Conservarás un recuerdo de esta Soledad, que embelleciste un momento con tu presencia, y, de este solitario que ajó tu belleza con el holocausto de tus besos sin calor?
Yo, siento la envidia de aquellas primaveras, que van a poseerte, cuando de este Otoño vencido, que ahora te posee, dé el último rayo, sobre el estanque triste donde se hundió el alma del Sol;
Y, no es mi corazón quien guarda el celo;
Es, mi carne vencida y, humillada, que desde este poniente sin fulgores, tenderá la llama de sus deseos hacia la aurora de tu cuerpo, desnudo y, ardiente, como una playa…
Entretanto…
Besa este Otoño que se muere;
Pon tus labios sobre mis ojos…
Tengo miedo de que la visión de las primaveras próximas, fulgure en ellos.

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