Un Hemisferio en Una Cabellera – Charles Baudelaire

Baudelaire 2
Déjame respirar mucho tiempo, pero mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos todo el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano como pañuelo aromoso, para sacudir unos recuerdos al aire.

¡Si pudieses conocer todo lo que veo, todo lo que siento, todo lo que oigo en tus cabellos! Mi alma viaja en alas del perfume como el alma de los demás hombres en alas de la música.

Tus cabellos encierran todo un ensueño, lleno de velámenes y de mástiles. Encierran mares inmensos, cuyos monzones me llevan a climas de encanto, en que el espacio es más azul y más profundo, en que la atmósfera está perfumada por los frutos, por los follajes y por la piel humana.

En el océano de tu cabellera vislumbro un puerto pletórico de cantos melancólicos, de hombres vigorosos de las más diversas naciones y de navíos de toda forma, que recortan sus elegantes y complicadas arquitecturas en un cielo inmenso, en que se expanden los rayos del sol.

En las caricias de tu cabellera vuelvo a encontrar las languideces de las largas horas pasadas en un diván, en el camarote de un hermoso navío, mecidas por el balanceo imperceptible del puerto, entre tiestos de flores y botijos refrescantes.

En el ardiente hogar de tu cabellera respiro el olor del tabaco mezclado con opio y azúcar; en la noche de tu cabellera veo resplandecer lo infinito del azul tropical; en las orillas vellosas de tu cabellera me embriago con los olores combinados de la brea, del almizcle y del aceite de coco.

Déjame morder mucho tiempo tus trenzas, tupidas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos flexibles y rebeldes, me parece que como recuerdos.

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